







Publicado el 26/06/2022 por Valeria Sofia Vertel Martinez – Comunicadora Social para Turismo Eje.
Gran Aventura se ha puesto en la tarea de idear más de 15 tours que le permiten al público conectar con el Quindío de una manera poco convencional, pues le apuestan al turismo inmersivo; dejando que las personas experimenten la región a través de todos sus sentidos, generando relaciones con la comunidad local de manera mucho más orgánica de lo que suele verse en el turismo comercial y creando conciencia colectiva en cuanto a lo social, lo económico y lo ambiental. Todo esto, partiendo desde lo enriquecedores que suelen ser cada uno de sus recorridos.
En este caso nos referimos a la variante canasto y palma, un tour que se encarga de transportarnos por algunos sectores ubicados hacia el norte del departamento y que nos ayuda a desglosarlo en cada una de sus paradas. El recorrido empieza en Montenegro, un municipio aledaño a la capital del Quindío, pues es allí donde se encuentra la sede principal de quienes serán nuestros guías durante la aventura.
En la vía que sale hacia Pueblo Tapao nos encontramos con la oficina de Soluciones Turísticas, desde que uno llega sabe para dónde va, pues junto a la fachada que se adorna con elementos de exploración, suele estar parqueado el vehículo insignia que se encargará no solo de llevarnos, sino de situarnos de primera mano en la cotidianidad de esta región; tendremos la oportunidad de pararnos durante el recorrido en un famoso Jeep modelo «Willys» que es como se le conoce a este tipo de transporte en la región.
Una vez explicadas las recomendaciones y la introducción del itinerario, se emprende camino hacia la capital, dónde el guía encargado nos cuenta un poco sobre la historia de Armenia ciudad milagro, la geografía del lugar y algunos aspectos generales mientras la atravesamos de sur a norte. Una vez estando en la salida de la ciudad, seguimos la vía a Pereira hasta encontrarnos con el desvío de Circasia; la primera parada que nos ofrece este tour.
A pesar de haber estado en 3 municipios diferentes, el tour hasta ahora está comenzando. La parada en Circasia nos ofrece un abrebocas de la estructura que suele repetirse en la plaza principal de los pueblos quindianos; solemos encontrar la iglesia, comercio local con fachadas de arquitectura típica rodeando el parque y en este caso específico, nos encontramos también con una estatua de Simón Bolívar apuntando su espada hacia abajo, representando que no pasó por ese pueblo pero aún así se le rinde homenaje, no solo con la estatua, sino con la réplica del puente de Boyacá que podemos apreciar en medio de la plaza. Esta primera parada se sumerge en algunos sabores recurrentes del lugar como lo son el guanabanazo, las solteritas o un café de los diferentes puestos que opera la comunidad.
Una vez tomada la foto, nos dirigimos nuevamente a nuestro Willys y emprendemos camino hacia Buenos Aires, una finca cafetera ubicada en medio de un atajo o vía alterna a la que normalmente se recorre para llegar a Salento; en el recorrido hacia esta segunda parada ya podríamos decir que es evidente lo imponentes que son las montañas y lo encantador que resulta moverse entre ellas, están llenas de volúmenes, colores, olores, animales, climas y emociones, sin duda la libertad y el movimiento que brinda un vehículo como este modelo de Jeep, es clave a la hora de poder percibir de diferentes maneras todo lo que tiene para ofrecer cada uno de estos paisajes.
Cabe resaltar que no es solo el Willys lo que estimula el recorrido, pues también gozamos la compañía de biólogos que nos enseñan mucho más a fondo la fauna, la flora y los diversos sistemas naturales que nos rodean, nos ayudan a interpretar la historia que la misma naturaleza nos cuenta a través de sus características y cambios con el paso del tiempo.
Siguiendo con el itinerario, la parada en Buenos Aires se presta para disfrutar al máximo lo que se podría encasillar como la esencia cafetera, pues la finca cumple con los rasgos de la arquitectura tradicional y está rodeada por montañas cubiertas en cultivos que también facilitan actividades interactivas con los visitantes o su propio consumo dentro del lugar; claramente Buenos Aires ofrece una variedad de preparaciones para catar el producto local.
Persiguiendo el sonido del río volvemos al camino después de nuestra visita, pues si bajamos hasta el agua y andamos un poco más entre las montañas, la vegetación nos dará cada vez más pistas sobre nuestra tercera parada. Una que otra palma de cera adorna las montañas a medida que nos acercamos, hasta que finalmente la reaparición del flujo de personas y la inmensidad de la especie insignia, nos dan la bienvenida al conocido Valle del Cocora.
Ahora bien, en esta tercera parada podemos sentir la diferencia con lo que viene siendo un destino un poco más comercial (y con toda la razón), este parque nacional se convierte en un atractivo imperdible para todos; pues allí residen gran parte de los ejemplares de nuestro árbol emblemático, que aún vegetan a nivel nacional.
Las palmas de cera que aparecen como destellos en medio del paisaje quindiano, se prestan a su vez para ser visitadas por el cóndor andino que recorre la región, si tenemos suerte, es probable que durante uno de los recorridos podamos hacer avistamiento del mismo; Gran Aventura cuenta con un excelente registro audiovisual de lo que se podría vivir en caso de que este majestuoso ser baje a saludar, pues no sería la primera vez que algo como esto les sucede.
Para cerrar con broche de oro esta tercera parada, mientras nos dejamos sorprender por la vista, nuestros guías nos ofrecen un delicioso aperitivo que se ajusta gratamente al clima del lugar y nos recarga de energía para seguir disfrutando; esta merienda logra fascinar con facilidad, pues consta de un cafecito servido en tazas típicas y una empanadita dulce que armoniza los sabores logrando una combinación perfecta.
Nuevamente es hora de subir a nuestro Willys y emprender camino, pues aún quedan un par de estaciones en nuestro tour. Si nos devolvemos un poco por la vía que nos trajo al valle, encontraremos lo que aparenta ser una parada técnica pero que resulta deleitándonos incluso mucho más.
Es hora del almuerzo y el lugar que nos servirá los alimentos está a la altura de nuestro recorrido, la infraestructura del restaurante se acopla a lo que en este punto ya podemos reconocer como arquitectura y fachadas tradicionales, la comida es exquisita, y si quedamos muy llenos, el lugar también cuenta con un patio trasero bastante amplio que nos permite conectar con lo que pudo haber anteriormente en esta región, mientras caminamos junto a diferentes animales como conejos, patos, gallos y hasta un pavo real.
Ahora, para terminar de bajar el almuerzo tenemos que subir; pues en nuestra siguiente parada, alcanzaremos la cima en dos miradores de Salento que nos ilustran lo inmensa que puede llegar a ser la postal. Desde allí podremos reconocer la vía que nos trajo desde el valle e incluso saludar el río que nos viene acompañando. Tomamos la foto y de escaleras para abajo, nos encontramos con la calle real, probablemente la calle más transitada por los turistas en esta región, la veremos desde la iglesia hasta las escaleras del mirador, rodeados de artesanías y tradición.
Una vez visitada la plaza del municipio padre del Quindío, podemos volver a la carretera principal que nos mostró cómo llegar desde la capital hasta Circasia y que ahora se encargará de revelarnos más adelante, el retorno que tomaremos para nuestra siguiente parada, Filandia; hija de los Andes, uno de los municipios más antiguos del departamento junto con Salento.
En el camino hacia dicho lugar, podemos notar cómo incluso las señales de tránsito que intervienen la vía, nos indican la abundancia de la fauna que nos rodea, esto y la constante participación de los biólogos y guías que nos acompañan e informan a lo largo del recorrido, nos brinda una noción de lo valiosa que puede llegar a ser la región no solo para nosotros sino para miles de especies.
Filandia no deja de sorprendernos, pues además de ser un atractivo turístico, se convierte en una parada que nos educa y nos zambulle en lo que ha sido una tradición nacida del aprovechamiento de los recursos naturales que ofrece el mismo
sector; el Bejuco y sus diferentes clases de tallo, le permitió a la comunidad utilizar la materia prima dentro de su cotidianidad agrícola y apropiarse de ella hasta volverla un símbolo representativo de la zona. Tendremos la oportunidad de conocer la historia y el producto artesanal de primera mano en el Centro De Interpretación “Del Bejuco Al Canasto”.
Todo tiene su final, pero este todavía no es el caso, aún tenemos pendiente una última estación para la foto final. De regreso a Montenegro tenemos la fortuna de cruzarnos con Quimbaya, el último municipio que abraza este tour; la vía para llegar desde Filandia es tan impresionante como las que nos acogieron en cada uno de los recorridos y para este entonces si contamos con un buen clima, también iremos acompañados de un clásico atardecer quindiano, capas de colores intensos que invaden el cielo de manera impactante para quienes no han pasado suficiente tiempo descubriendo estas tierras.
Finalmente, la aventura acaba como empieza, tenemos un cierre perfecto para entender la identidad de este pequeño pero majestuoso departamento, la estructura que identificamos en Circasia y entendimos a lo largo del día, se resalta en esta última parada. Al bajarnos en la plaza reconoceremos los patrones arquitectónicos que hemos acumulado durante el recorrido y en este caso la iglesia cuenta con la escultura de un cristo gigante que resultará siendo otro atractivo para quienes disfrutan del arte y la tradición.
No siendo más, ya con las piernas un poco cansadas, nos subimos por última vez en el Jeep para dirigirnos hacia nuestro primer y último destino, la sede de Soluciones Turísticas en Montenegro, a donde llegaremos con un montón de nuevas experiencias vividas y una sonrisa que parece que se quedó estampada por el viento.
Si se antojó leyendo este, no espere a que le cuenten los demás y vivalos usted mismo, visite turismoeje.com para más información y experimente una gran aventura.
Escrito por Valeria Vertel. Comunicadora social, periodista y operadora hotelera..